Escuchar, oir, observar


Debemos desarrollar nuestro poder de observadores desde un estado de alerta sin presiones y utilizando todos nuestros sentidos. Observar= ver + interpretar.

Solemos vivir oyendo sin atención (ruidos, murmullos internos-externos, bombardeos publicitarios y del ambiente) sin mayor compromiso.

El poder de escucha es nuestro y depende de la actitud, interés, comprensión, circunstancia y contexto. Es el que puede resolver gran parte de los problemas personales, familiares, comunitarios y del mundo.
Es muy conocido el caso de la naranja y las escenas de pugilato entre los hermanos. Un observador externo como el padre pudo distanciarse del caso y con autoridad y compromiso, resolvió empáticamente el caso, mediando el conflicto, negociando sobre intereses que nunca se superponían solo que no se escuchaban.

Es muy común que la gente que actúa de este modo; utilice todos sus sentidos, siendo la intuición y lo que le dicta el corazón...un sensor importante en la decisión final.

Cuando vemos que algo es "difícil" no es un atributo de lo observado; si del observador. Eso crea prejuicios, como si fueran afirmaciones que generan actitudes conflictivas en las relaciones. El caso del ladrón del hacha es un claro ejemplo sobre el observador y el observado.

Desterrar esa idea prejuiciosa con una visión amplia que permite interpretar todo el significado de los distintos universos que componen el suceso.

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